sábado, 24 de noviembre de 2012

MACBA y La Barcelona Subterránea

No me causa mayor placer que poder concatenar eventos en una de esas tardes que la fortuna ha tenido a bien unir. Desde la comida en el restaurante vegetariano en compañía de un amigo.


Babaganoush en L'Hortet

Pastel de patata y verduras

Compota de manzana

Pasando por la exposición en el MACBA: Episodios críticos (1957-2011)






La utopía es posible

Hay que huir del contenido como de una plaga



Hasta llegar a la presentación de un libro:




Presentación a la que acudimos una buena representación de los cazadores de Hermes unos días antes de volver a encontrarnos. Los graffitis nos tienden una mano.



Una mano que parece llegar desde el inframundo. El mundo subterráneo que dormita bajo Barcelona y que describe Mireia Valls en su nuevo libro "La Barcelona subterránea". Libro que ha creado gracias al resto de integrantes del grupo teatral La Colegiata, al que pertenece, como al Centro de Estudios de Simbología de Barcelona. También estaba agradecida de aquellas personas, instituciones y empresas que les abrieron las puertas hacia el subsuelo de Barcelona, sin las que no hubiera sido posible acceder al laberinto que horada la ciudad: cuevas, cursos subterráneos de agua, túneles medievales, cloacas romanas, refugios de guerra, antiguas minas, grutas artificiales, salas de reuniones secretas, estaciones fantasma de metro...Un libro inclasificable pero que bien podría ser un libro de aventuras.


Los actores de la Aventura

Ver también:
La Barcelona Subterránea de Mireia Valls de APU Veo Digital
Recomendación: Leer "La Barcelona Subterránea" de Mireia Valls de Roser de Cosas de Absenta
Presentació del llibre: "La Barcelona Subterrània" de Neus en La meva Barcelona
Milerenda:
MACBA y la Central
Moritz y Volumen
L'Hortet y té en Ochiai

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Pont del Petroli y fábrica de Anís del Mono (2ª parte)

La entrada a la fábrica se encuentra en la calle Eduard Maristany 115, paralela a las vías del tren. Para ello tuvimos que rodear el edificio desde el paseo Marítimo.







Puntualmente se abrió la puerta y la chica que nos haría de guía nos preguntó los nombres ya que era preciso realizar una reserva previa. Para ello es necesario llamar al Museu de Badalona. En total el grupo era de 37 personas y nos condujeron a una sala en la que nos dieron una introducción a la visita.



Badalona antes de mediados del XIX era una localidad formada principalmente por pescadores y agricultores, pero la inauguración de la primera línea ferroviaria que unía Barcelona con Mataró, permitió el establecimiento de nuevas industrias. Entre ellas varias destilerías, como podemos ver en el túnel que atraviesa las vías junto a la fábrica.


Pero la mayoría acabaron desapareciendo, todas excepto la que fundaron Josep y Vicenç Bosch en 1870 gracias al dinero ganado con los negocios de cacao y tabaco de las Américas. La fábrica inicialmente disponía de una numerosa plantilla pues toda la actividad era artesana, pero la automatización de la producción ha permitido una reducción drástica de los trabajadores. Actualmente la fábrica funciona únicamente con 12 personas, incluido el gerente. En 1920 se realizó una remodelación de la fábrica, siendo la mayoría del mobiliario modernista de dicha época. La sala de destilación y el archivo constituyen una buena muestra de ese periodo y es por ello que se ha declarado patrimonio histórico cultural y forma parte del conjunto museístico de Badalona. La empresa finalmente ha pasado a formar parte del grupo Osborne desde que una de las nietas lo traspasó en 1975 con la clausula de que se debería mantener la imagen de la empresa con la que había alcanzado tanta fama. Es por ello que no vemos al toro por ningún lado. O casi.



Durante la visita además nos explicaron todo el proceso de producción de este producto, aunque inicialmente se fabricaban además otros licores. Para ello nos enseñaron todas sus dependencias aunque solo estaba permitido hacer fotografías en las zonas antes destacadas.
Iniciamos la visita en el archivo para ello ascendimos por unas escaleras tras dejar atrás la recepción donde se podían admirar varios cuadros de Ramón Casas, amigo de Vicente Bosch, y que se utilizaron como carteles publicitarios. Evidentemente se trataba de réplicas.



A medida que entrábamos en el archivo, la guía nos daba una de las famosas etiquetas con las que se identifica al producto, para que luego pudiéramos seguir la explicación observando los detalles de la misma.
El archivo es una sala completamente cubierta de estanterías en madera con archivadores y en el fondo una vitrina muestra varias botellas antiguas.









Ante la pregunta de por qué aparece un mono en la etiqueta, la guía empezó a explicarnos todos los secretos de la misma. Para ello es imprescindible tener una de éstas a la vista.


Empezaremos hablando del mono. Ya lo vimos en el paseo marítimo. Su aspecto es humanoide, y su cara recuerda a un conocido personaje. Pero ¿por qué un mono? Al parecer la fábrica tenía hasta hace unos cuantos años unos monos que habían sido traídos de las Américas donde los hermanos habían hecho fortuna. Los monos se hicieron tan populares que acabaron por dar nombre a la marca a pesar de que el original, el que registraron inicialmente, fue el de "Anisado refinado Vicente Bosch", como puede leerse en la etiqueta. Por otro lado, el uso de animales como emblema para diferentes marcas era de uso habitual en aquella época. Finalmente los monos tuvieron que ser retirados de la fábrica, pero su presencia es ahora definitiva. También era habitual poner motes a las marcas, siendo también conocida como el chulo de Badalona.
Lo del mono ha sido contestado, pero, ¿y su rostro?. Aquí hay varias teorías, y ninguna de ellas puede asegurarse que sea la correcta. La más conocida es la que afirma que la cara del mono es una caricatura de Charles Darwin.


Darwin publicó "El origen de las especies" en 1859. Su teoría de la evolución por selección natural no siempre ha sido bien entendida, y mucho menos entre la clase burguesa que no aceptaba que la especie humana pudiera haber surgido de un mono. Pero el primer error está precisamente en que él nunca afirmó tal cosa, si no más bien que todas las especies actuales han tenido ancestros comunes, y en el caso de los monos, evidentemente, el parentesco es más cercano. Por no entender bien su teoría, por no aceptar la pérdida del estatus que el hombre tenía en la naturaleza, por contravenir lo que promulga la religión, por materialista, por todo eso y mucho más, el británico era objeto de burla en aquella época y prueba de ello son las numerosas caricaturas que se hicieron de él.


Y también en éstas puede verse el error en la interpretación de su teoría. Cuando se dedicó al estudio de las lombrices se volvió a malinterpretar y se le dibujó, una vez más, en una linea directa desde las lombrices hasta el hombre. Este tipo de iconografías se han repetido hasta la saciedad, en algunos casos con gran sentido del humor y en otros con un marcado sentido crítico.




Sin embargo, también se ha dado la interpretación contraria y es la que Vicente Bosch sí que compartía las ideas de Darwin y que, para no mostrarlo ante sus amigos burgueses, escogió tal imagen, pero la acompañó de un mensaje. El mono sostiene un documento en el que se lee: "Es el mejor. La ciencia lo dijo y yo no miento".



Se supone que Vicente se apoya en la ciencia para demostrar que su licor es el mejor y más evolucionado. Pero aun existe una tercera teoría, y es la que cuenta que la cara del mono en realidad correspondería a uno de sus competidores en la producción de licores.
Pero sigamos desgranando lo mucho que aparece en esta etiqueta. Para continuar vemos que en la parte superior aparece la palabra "dulce", y eso es porque se hacen dos variedades, ésta que tiene una etiqueta roja y la de "seco" que lleva la etiqueta verde.


Justo debajo se lee "destillación especial". El error ortográfico se cometió al confundir el castellano con el catalán y el francés. Este error se mantuvo, de tal forma que era una manera de identificar la marca auténtica de las imitaciones. Incluso de la producción autorizada que se hizo en otros países, como puede verse en la botella mejicana de la vitrina.


Como ya hemos comentado en la etiqueta no aparece el nombre de Anis del Mono, y éste se coloca con otra etiqueta en la parte superior.
Aunque el mono sostiene una botella sin relieve, otro de los distintivos de la marca es el característico relieve adiamantado de la misma, y es porque desde su inicio no fue así.


Al parecer, el origen de la característica botella se debe a un frasco de colonia que Vicente Bosch compró a su mujer en París y del que copió el diseño tras pedir al perfumista los derechos del envase y registrarlo en 1902. En la siguiente imagen se ve la botella que contenía licor de menta y que era idéntica al frasco de perfume. Posteriormente otras marcas también se apropiaron del diseño adiamantado.


En la misma sala todavía podemos ver algunas piezas más: lo que parece ser una antigua máquina registradora.


O la botella con la etiqueta negra por los 140 años de historia.


Justo al lado encontramos el despacho del gerente donde no pudimos entrar pero sí que pudimos fotografiar desde la puerta. Destaca la lámpara modernista que cuelga de un techo de madera, así como la decoración y el mobiliario modernista.




A partir de aquí descendimos para continuar la visita en lo que es la zona de producción. Primero nos mostraron una pequeña sala donde almacenan en sacas las hierbas aromáticas y donde realizan su primer tratamiento que consiste en pasarlas por agua caliente para obtener lo que sería una gran infusión. El anisado únicamente se compone de cuatro ingredientes: las plantas aromáticas (entre las que destaca la planta del anís o matalahuva), agua filtrada, azúcar de caña refinada, y alcohol rectificado a la graduación deseada.
Una vez reposada la infusión pasa a la sala de destilado. La sala de destilación es la joya de la fábrica. Conserva el ambiente de la época y es de una gran belleza.











El Steampunk claramente se inspira en un estilo industrial modernista

Aquí, mediante un proceso artesanal, se extrae el aceite vegetal que contiene el aroma concentrado. Este aceite se mezcla posteriormente con el resto de ingredientes: azúcar, para fijar el aroma y alcohol, para conservarlo, y agua en su debida proporción. Por cada gramo de aceite se produce una botella de anís dulce y por cada 1,2 g una de seco, que tiene un sabor a anís más intenso. Finalmente se vuelve a filtrar para eliminar cualquier impureza que hubiera aparecido durante el proceso y se embotella y etiqueta.
Cada día se producen entre 30.000 y 40.000 litros de licor, lo que corresponde a una de las grandes cisternas que nos mostraron, y al año unos 5 millones de litros. Con las que se llenarían otras tantas botellas si éstas fueran de un litro, sin embargo, ahora se tiende a reducir el tamaño del envase ya que, aunque el licor se conserva durante mucho tiempo, cada vez se usa más para repostería que como bebida.
Lo que sorprende es que toda la producción se realice en esta pequeña fábrica, la única que hay y que exporta a un mercado internacional, una fábrica artesanal que desprende un aroma a anís como si hubieran vertido una botella en el suelo, un lugar entrañable y que debería conservarse. Una visita muy agradable gracias en parte a la excelente labor de la guía que nos acompañó durante todo el recorrido. Una visita muy recomendable.
Para finalizar destacaré, como curiosidad, que la etiqueta de Anís del Mono ha sido utilizada por algunos artistas para realizar sus obras, entre ellas la más destacada es la de Juan Gris que puede contemplarse en el Museo Reina Sofía y que lleva por título "La botella de anís"



Tras la visita regresamos a Barcelona, pero al volver la vista atrás, antes de coger de nuevo el tren, nos hicimos la promesa de que otro día volveríamos, porque nos lo habíamos pasado muy bien.


Ver también: Pont del Petroli y fábrica de Anís del Mono (1ª parte)