jueves, 28 de marzo de 2013

Los enigmas del MNAC

Una de las actividades que durante la Semana Santa he podido disfrutar con mi sobrino que está pasando estas fiestas en Barcelona ha sido la de "Los enigmas del MNAC".


Se trata de una actividad dirigida a niños a partir de los 7 años en la que éstos deben ponerse en la piel de un investigador para resolver un par de crímenes. Se puede escoger entre resolver un asesinato en la salas del gótico (se ha pintado un crimen) o descubrir el lugar donde se esconde parte de un manuscrito robado en el que se han representado 16 animales (el robo del bestiario). Fue esta segunda opción la que acabamos haciendo.



Cuando llegas al museo y tras pasar por taquilla (es gratis para los niños) te diriges al mostrador situado detrás y allí muy amablemente te informan sobre la actividad. Te dejan un lápiz, un soporte y el dossier que tienes que rellenar y seguir para descubrir al ladrón. Seguidamente te diriges a las salas del románico donde tienes que ir encontrando los diferentes animales que aparecen en el bestiario robado.




Como se ve en esta pequeña muestra, los soportes son variados y el dossier va acompañado de pequeñas explicaciones y curiosidades. También te proponen que realices algún dibujo.
Tras pasar por las 16 salas tienes que ir atando cabos para identificar al ladrón entre los 5 sospechosos que encontraron en el museo en el momento del robo. Para ello dispones de pistas, como lo confiscado a los sospechosos y un sms enviado por un compinche. También debes descubrir la localización del manuscrito que se cree que aún no ha salido del museo.
Nosotros, para acabar la actividad con comodidad, nos fuimos al bar del museo donde, mientras nos tomábamos un almuerzo, rellenábamos las casillas de un crucigrama que nos revelaría el paradero del manuscrito.


Una vez resueltos los enigmas vuelves al mostrador de la entrada y allí te confirman que has resuelto correctamente el caso. Por ese motivo te hacen entrega de un certificado en el que te hacen acreedor de la distinción de detective. El certificado incluye más información sobre lo que has visto.
Esta actividad es una magnífica idea y una gran oportunidad de llevar a los niños al museo y que disfruten de la visita. Nosotros así lo hicimos y regresamos a casa con una gran sonrisa.

sábado, 16 de marzo de 2013

300 calçots

Cuando mi primo me dijo que habían
calçots dispuestos a morir para que nosotros nos los comiéramos me acordé que no hace mucho habíamos cumplido también nuestra entrada número
 y curiosamente ese día también hice unas
fotos. Todo cuadraba. Y que todo es cierto lo prueban mis manos:


Son las manos de alguien que ha pasado por el detector de mentiras más antiguo y que ha superado la prueba. Según la leyenda, un sacerdote indio creó el primer sistema de detección de mentiras. Metía al sospechoso en una habitación cerrada junto a un "burro mágico" al que debía tirar de la cola. Si cuando lo hiciera el burro se ponía a hablar, significaba que el sospechoso era un mentiroso. Si el burro permanecía en silencio, entonces el sospechoso estaba diciendo la verdad. Una vez que había salido de la habitación lo normal es que el sospechoso proclamara que era inocente ya que el burro no había hablado, pero entonces el sacerdote examinaba las manos del sospechoso. Dado que el sacerdote había impregnado la cola del animal con hollín, si las manos del sospechoso estaban sucias es que no había temido tirar de la cola del burro ya que sabía que era inocente, pero si tenía las manos limpias es que no se había atrevido a tirar de la cola sabiendo su culpabilidad y temiendo que el animal se pusiera a hablar.
Pero en mi caso no había burro, si no 300 calçots espartanos dispuestos a pagar cara su derrota.


Pero contemos la historia de la batalla de los 300 calçots desde el principio. Mientras que los 300 esperaban a su enemigo, éste les estaba preparando una emboscada. Acumulaba leña, ramas y pinaza y les prendía fuego.


Luego en un alarde de estrategia inventaba un nuevo concepto de "cama caliente".


Aquello iba a representar un auténtico infierno para los pobres 300 calçots que ignoraban que bajo la cama se avivaban continuamente las brasas.



Qué poco podrían sospechar los 300 calçots que aquel lecho representaría su fin. Todos perecieron abrasados, carbonizados bajo las llamas infernales.





Aunque se resistieron, los 300 calçots acabaron todos derrotados y chamuscados.


No dejaba de ser una derrota honrosa. Ahora yacían en sus mortajas de papel.


De nada serviría que los ungieran en salsa, no volverían a la vida.


Solo les quedaba un destino. Ser devorados por las tropas enemigas. Y que buenos estaban los condenados!!!


La historia la escriben los vencedores y en este caso éstos fueron mis tíos y mi primos a los que les doy las gracias por pasar un día tan agradable.

Ver también: Calçotada